martes, 5 de enero de 2010

You Know I Want You

Madre: Espectacular la reunión laboral de fin de año. Tendrías que haber visto a la doctora imitando a Nadia de Gran Hermano: "marca 2020 y te hago la fiestita, papito"... Un show! Todos llorando de la risa y después el doctor imitando a Ricardo Fort y bailando "ai nau shu guant mi, shu nau ai guant iu"

Yo: Jajaja me alcanza con verte a vos imitarlos a ellos.

Madre: No seas mala. Decime qué dice la canción. Dale decime... ¿Cómo dice? I... now...

Yo: No mamá. No es now de ahora. Es know de saber. Captás? El que va con k adelante.

Madre: Ah sí, sí. Ya me acuerdo. Es que tengo que verlo escrito para entender.

Yo: Bueno dice I know you want me... que es algo así como "sé que me quieres". Bueno en realidad, el querer no de amar, sino que más cerca de desear. Y después dice You know I want you... que sería "sabes que te quiero (o deseo)".

Madre (boca abierta como si tuviera un cartel en la frente que dijera procesando): Ahhhhhhh... mira vos. Ahora lo entiendo... Ai... nou... shu... guant... mi...

Yo: Es you, no shu. A ver... you... you...

Madre (haciendo un terrible esfuerzo): Yooooooou... Ahí me salió?

Yo: Sí, sí, ahí va queriendo.

Madre: Qué lindo idioma que es el inglés eh. Es fascinante!

No, no, escuchar esta declaración un domingo a las 9 de la mañana fue demasiado para las pocas neuronas que tenía despiertas. El sólo pensar que a una persona le parezca fascinante un idioma por captar las únicas dos palabras que dice el tema de onda, es too much! Un ídolo Ricky Ricón (digo Ricky Fort) por incentivar el aprendizaje de idiomas en las generaciones longevas.

Qué grande mi vieja, es única y por eso la adoro!

jueves, 31 de diciembre de 2009

Enarcizame ésta

Ninfa es una vieja amiga de mamá. Creo que se conocieron en la clínica, o incluso antes cuando trabajaban en el hospital. Es enfermera, no tiene hijos, es histéricamente detallista, de habla apresurada, nerviosa, metida, naturalmente egocéntrica, está en el límite entre lo refinado y lo cursi. Es de aspecto delgado, muy bajita, y de ojos celestes saltones, producto de los recurrentes liftings que se realizó. Es la persona más narcisista que conozco. De todas maneras, en casa siempre le tuvieron mucho cariño. Incluso pasará Fin de Año con nosotros. A pesar de su excesiva sobrevaluación personal, siempre admiré su fuerza e integridad. Es una luchadora innata. En el fondo creo que su exagerada autoconfianza es un escudo encubierto. En su vida, hubo dos grandes amores. Con el primero estuvo a punto de casarse, pero ambos fallecieron. Ella nunca bajó los brazos, y hoy sigue buscando al hombre de su vida. Todavía no puedo evitar recordar a mi vieja diciendo "Otra vez?" al recibir el llamado de Ninfa, un martes a las 3 de la mañana. Es evidente que ella no pratica, directamente te escupe las cosas.

Madre: -¿Qué te preparo? ¿Un cafecito? Acá te dejo este budín exquisito. Está abierto. Pero es de hoy al mediodía eh. Lo abrimos para tomarnos un cafecito después del almuerzo.

Ninfa: -Claro. Por eso te quejas después del peso, y están así.

(Por la manera en que lo dice, parece que en casa se desarrollara un especial de Cuestión de Peso. Pero definitivamente mis viejos son normales. En casa, somos de contextura grandota capaz, pero no se exceden del rango de peso de cualquier hombre y mujer de su edad).

Ninfa: -El Doctor X me preguntó si te habías hecho la nariz. Me dijo que te está esperando.

Yo: -No, al final no. Si me la hago quiero estar completamente segura. Por ahora estoy cómoda así, quizás más adelante.

Ninfa: -Cuanto antes, mejor. No esperes más si podes ahora. Mirá, la hija de G que no conseguía novio y estaba más sola que una laucha, se operó este año la nariz y se hizo las lolas. Se casa ahora a fines de enero.

(Tiene la increíble capacidad para bajar dos puntos de autoestima de un único tiro).

Madre: -Yo ya tengo el monederito cargado para hacer sonar a las 12, y la bombacha y las pasas de uvas, y los decretos preparados.

Ninfa: -El otro día enganché un programa mexicano con una bruja que decía todos los rituales para el Año Nuevo. Tenés que llenar todas las esquinas de la casa con monedas para la Abundancia. Sentarte y pararte muchas veces para conseguir novio. También se puede usar bombacha amarilla para eso. Dejar a la entrada billetes y barrerlos hacia dentro a las 12, para que no falte el dinero. Comer 12 pasas de uva y pedir un deseo por mes. Brindar con algo de oro en la copa para la Prosperidad. Me acuerdo que un año perdí un arito de oro. Tirar hacia afuera tres veces agua en un vaso para no llorar más. Agarrar un bolsito de viaje improvisado y subir una escalera para viajar lejos. Saltar una cinta roja en el suelo para dejar atrás todo lo malo.

Yo: -El año pasado estaba enojada con la vida. No hice nada y fue el mejor año de mi existencia. Ahora explicame eso.

(Siempre me pregunté cómo hace la gente para hacer todo esto en un minuto. En casa, los últimos años lejos de ser un festejo con brindis tranquilo, es una maratón).

Madre: -Los domingos Güemes se llena de famosos. El otro día creo haber visto a Ricardo Fort pasar en un descapotable.

Ninfa: -Yo recuerdo una vez que me senté delante de Carmen Barbieri en el avión. Yo subía con mis tacos, toda arregladita para viajar y cuando pasé, Carmen me mira de reojo. Al sentarme, comenta "tan arreglada la gente, y yo siempre tan crota". Y yo pensaba "Y sí, la verdad que tenes razón".

Madre: -Yo la he visto comprando ropa en Ossira el verano pasado. Maquilladita eh.

Ninfa: -Con un staff detrás, cualquiera es una diosa. Yo siempre me arreglé sola. A los 14 días después de la cirugía, estaba trabajando. Me maquillé como corresponde tapando los moretones que quedaban. Los médicos salían del quirófano para ver cómo había quedado. Me dijeron que estaba espléndida.

(He aquí la versión femenina de Narciso).

Yo: -Qué lindas fotos. No sabía que tenías facebook.

Ninfa: -Ah sí. Yo soy moderna. Me lo hizo un compañero del trabajo. Mirame de joven. Siempre fui hermosa y flaca. Mirá acá mis hermanas, tetonas y gordas. Pobres. Es que no se cuidan como yo.

Yo: -¿Eso dónde es?

Ninfa: -En Chile. Volvé una atrás. Ves ese chico. Ése te digo que es abogado y está soltero. Es para vos. Te lo quiero presentar. Sino, también tenés a mi sobrinito de Córdoba que es un churro. Estudia en Buenos Aires, pero ahora se fue a trabajar a Estados Unidos. Creo que ése es el más indicado. Ya lo vas a conocer.

(He aquí mi versión en oferta con comprador desconocido a distancia).

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Limpieza Sísmica

Wilma es la señora que limpia en casa una vez por semana, más conocida como "la vieja". Esa mujer sí que es un aparato con todas las letras. Es imposible no colgarte hablando con ella, siguiéndola por toda la casa con el mate y la pava, mientras ella saca trapo de acá, escoba de allá, tira el adornito de la tía abuela a la mierda, escurre, te pasa un trapo por las ojotas porque sino se "marca el piso", corre muebles, refriega, se sube a la mesada para repasar las ventanas de la cocina. Es literalmente un teremoto. No deja nada en pie. No trabaja por necesidad económica, sino que por una cuestión de esparcimiento. Está jubilada y necesita hacer algo porque de otro modo se aburre. Es geminiana como yo y es la única que me entiende. Personalmente a mí me adora. Siempre le pregunta a mamá por mí. El día que llegué a este infierno, me llamó a la tarde para saludarme y desearme felicidades. Es una loca divina de la tercera edad.

Mi señor padre le tiene pavor. Siempre que encuentra algo roto, la culpa a ella. "Que es atolondrada, que tira todo, que es un peligro, que vamos a volar todos a la mierda porque dejó la hornalla prendida".

Mi señora madre un poco la critica y otro la defiende. En el fondo yo creo que la aprecia bastante. El tema de la limpieza es el único que mamá acepta no poder realizar sola. Para todo lo demás, con ella basta, y se desvive por ser la Mujer Maravilla.

Wilma: -Diste vuelta tu habitación, nena. Está más ordenadito. Te quedó muy lindo.

Yo: -Ay sí. Es que llegué y necesitaba tener mi lugar. A mamá le encanta llenar todo con boludeces que lo único que hacen es juntar mugre. Hasta el placard me ocuparon. Agarré todo y lo volé a la pieza de huéspedes. Ahora siento que tengo mi espacio, y estoy tranquila.

Wilma: -Claro te entiendo. Es que ahora estás más grande. Ya sos una mujercita.

Yo: -Así es. Si voy a estar acá dos meses, mínimo quiero un cuarto donde me encierre y no me rompan las pelotas, ni toquen mis cosas. Mamá se entiende en su quilombo, pero yo no. Ella goza llenando todo con adornitos insignificantes.

Wilma: -Sos mala, pero tenés razón. Cuando desocuparon la baulera para poner el negocio, aparecieron un montón de chiches que no sabía de dónde habían salido.

Yo: -Uh menos mal que no estuve. Te cuento. Cuando vivía acá, me agarraban estos ataques, pero a nivel global. Manoteaba todo lo que "sobraba" y lo mandaba en cajas a la baulera. Mamá ni sabía lo que tenía. Sólo percibía lo obvio.

Wilma: -Sí, es que es mejor. Sino te volves loca limpiando. Son terribles ustedes. Una sube, la otra baja. Las cosas van de acá para allá.

Yo: -Yo tengo una postura más minimalista. En mi departamento, no hay nada a la vista. Todo tiene su lugar. Yo entiendo que a veces es imposible mantener el orden. Pero digamos que no es imposible practicar el minimalismo, y a mí me resulta más funcional que dejar todo encima desparramado.

Wilma: -Sí, pero vos porque vivís sola. Igual tu mamá te ganó, está a la vanguardia. Ella está implantando el MAXIMINIMALISMO. Consiste en maximizar el número de objetos pequeños, cúanto más mínimos mejor.

martes, 29 de diciembre de 2009

Drugstore

Mi madre, hiperactiva, compulsiva, no para un segundo, hace mil cosas al mismo tiempo, habladora frenética, sin filtro, sin vueltas, sin margen de error individual, capricorniana, satisfactora social, vive para complacer al resto y se olvida de sus propias necesidades.

Mi padre, trabajador al límite, demandante en exceso, leonino, autoexigente al extremo, sacadamente estructurado, demasiado generoso para con nosotras, predecible, preventivo, calculador, planificador innato, determinante.

Él es ingeniero agrónomo y trabaja para el Estado; ella, instrumentadora quirúrgica (y por supuesto como no le alcanza ser monoworker, vende ropa con una vecina y tienen su emprendimiento en la baulera del edificio).

Madre: -Ah no, lo que me faltaba, escucharte decir que no tenés espacio. Lo tuyo es apoteótico.

Padre: -Siempre haciendo drama por todo.

Madre: -Yo no soy conflictiva. Vos sos el que siempre se está quejando. Siempre te falta algo. Aprendé a ser feliz con lo que te tocó, querido, y dejá ser felices a los demás.

Padre: -¿Ves que no se puede hablar con vos? Siempre te vas por las ramas.

Madre: -Bueno a ver. El tema era el espacio. Tenés el dormitorio con tele. Te lo dejo si querés, yo para tirarme a dormir, me tiro en la pieza de Clarita y estoy espléndida leyendo un libro. Tenés el escritorio... bueno como le quieras llamar a ese desarmadero, con todo tirado, papeles, cajas, cigarillos, mugre, cablecitos de acá, aparatitos por allá... La verdad no sé para qué tenés oficina si todo terminada acumulado en casa. Tenés la habitación de servicio del fondo, con todas herramientas, máquinas, las obsoletas cañas de pescar y boludeces que te encanta acumular y que nunca resuelven nada, porque después la que termina saliendo a comprar las cosas soy yo.

Padre: -Bueno, bueno, ya está. ¿Querés que te dé la razón? Está bien, tenés razón. Yo soy el malo, yo soy el boludo, yo soy el equivocado.

Madre: -Pero claro hermano, te quejas que no tenés espacio y tenés toda la casa para vos y tus cosas. Lo tuyo es un problema existencial de carácter personal que tenés que resolver solito. No tirar mierda para todos lados.

Padre: -Bueno me voy mejor. Me voy. Me voy a acostar.

Madre: -Falta que yo baje el negocio al departamento y esto se convierte en un POLIRUBRO.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Locura Genética

¿Quién no dijo alguna vez "Mi familia está loca"? Bueno, la mía definitivamente no es la excepción. Ni psiquiátricos, ni maniáticos, ni excéntricos. Pero sí un poco de todo. Después de haber vivido sola durante un año por estudiar en otra ciudad, había olvidado la insanidad de la vida familiar. Y el verano recién comienza. ¿La explicación? Está en el ADN!

Los Locos Adams un poroto.